
En 2008 descubrí que la cámara era más que una herramienta: era un artefacto místico para detener el tiempo. Durante más de 15 años, he acumulado instantes frágiles —algunos perdidos para siempre—, y ahora, como una mezcla de píxeles y código, he decidido construir un refugio digital para ellos.
CRONOPHOTO nace de esa urgencia: rescatar no solo las imágenes, sino la memoria de mi evolución, desde aquellos primeros disparos titubeantes hasta hoy, cuando el desarrollo WEB me permite tejer este sitio con mis propias manos.
Este lugar es un conjuro contra el olvido. Aquí, las fotos abandonan su silencio para convertirse en un mapa de mi mirada, donde cada error técnico y cada acierto creativo coexisten. No es solo un portafolio, sino un ritual para honrar lo persistente: la luz que resistió al caos, los momentos que sobrevivieron a borrados accidentales, y el puente entre dos pasiones —la fotografía como testigo, el código como cómplice—. Bienvenidos al archivo de lo que insiste en quedarse.
Un homenaje a quienes armaron mi mirada:
— A mi madre, por aquella primera cámara réflex.
— A mi padre. Sea este sitio y la fotografía un punte asintótico.
— A todos aquellos que aguantaron mis ‘espera, solo una foto más’.
— A los conocidos y desconocidos que posaron. A lo «inanimado», que constituye la columna vertebral de mi propuesta fotográfica: calles y cosas que se dejaron fotografiar.
Esta luz atrapada es también suya. Bienvenidos.